No olvides cuidar tu piel en invierno, porque las bajas temperaturas de la temporada representan una de las pruebas más duras para nuestra epidermis, porque lo que debemos brindarle cuidados especiales para protegerla.
De acuerdo a instituciones especializadas en la salud de la piel, como la Fundación Mexicana para la Dermatología, el frío es uno de los cinco factores que más daña la salud de la piel. Los otros cuatros son la exposición inadecuada al sol, el tabaco, el estrés y la edad.
El frío no es el único factor que puede afectarnos durante esta estación, porque también nos exponemos al viento, a la resequedad en el ambiente y a los cambios de temperaturas cuando vamos de un sitio cerrado al exterior.
Es muy común que la piel en invierno sufra deshidratación debido a que con el frío disminuye la humedad del aire y esto nos puede afectar, provocando otros problemas como epidermis seca, descamada y fisurada que, a mediano plazo, ocasiona envejecimiento prematuro. Por ello, debemos extremar las precauciones.
Cuidados de la piel en invierno
1. Rostro
La cara es una de las zonas que más se exponen al frío. La situación empeora cuando no podemos evitar los cambios bruscos de temperatura, como ocurre cuando estamos en un lugar cerrado y tenemos que salir a la intemperie. Esto obliga a la piel a usar sus reservas de humedad para mantener el equilibrio.
Para contrarrestar la resequedad, uno de los primeros cuidados de la piel en invierno es aplicar regularmente crema humectante por el día y nutritiva por la noche.
Los labios merecen atención extra porque pueden resecarse. Muchas personas suelen mojarlos con saliva, pero esto produce mayor irritación. En lugar de eso, se debe aplicar frecuentemente un bálsamo labial, el cual los humecta y retiene la humedad.
2. Cuerpo
A diferencia de las estaciones de calor, durante el invierno cubrimos nuestro cuerpo con ropa gruesa, mucha de la cual está fabricada con tejidos sintéticos que podrían irritar nuestra piel. Para evitarlo, es mejor decantarse por prendas confeccionadas con algodón, las cuales podemos usarlas debajo de los suéteres o abrigos.
Además, aunque se nos antoje bañarnos con agua caliente, no debemos hacerlo porque las altas temperaturas pueden eliminar la capa de agua y aceite que cubre nuestra piel. Y si a esto le sumando que usamos jabones inadecuados, la deshidratación cutánea puede empeorar. Elige productos que eliminen efectivamente suciedad, impurezas y bacterias, pero que al mismo tiempo la cuiden y protejan.
Para no acumular células muertas y cuidar tu piel en invierno, puedes hacer una suave exfoliación cada 15 días. Al finalizar, usa productos de texturas untuosas para restablecer la capa hidrolipídica.
3. Manos
Al igual que la cara, las manos son las que más se exponen al frío. Debes cuidar su piel en invierno y más ahora que tenemos que lavarlas con mayor frecuencia debido a la contingencia sanitaria causada por el Covid-19.
Elige un producto que sea eficaz, pero que no sea agresivo con tu piel. Prueba el jabón líquido o la barra de belleza de la línea Cuida & Protege de Dove, que contienen ingredientes como ácido láctico y extracto de matcha, que ayudan a eliminar las bacterias.
Además, lleva siempre tu propia crema humectante dentro tu bolso, para que la apliques cuando sea necesario.
4. Pies
No te olvides de tus pies pues, aunque no lo muestres porque usas zapatos cerrados, también tienes que cuidar su piel en invierno.
Procura que tanto tus zapatos como tus calcetines sean transpirables y que favorezcan la circulación.
Evitar el exceso de humedad. Recuerda que la sudoración continua puede provocar sensación de frío. Si es el caso, calienta tus pies poco a poco y no utilices una fuente de calor externa porque podrían provocar inflamación.
5. ¿Y el cabello?
Recuerda que al igual que la piel, el pelo también se deshidrata. Además, la calefacción de los sitios cerrados y el aire de la intemperie contribuyen a que nuestro cabello se cargue de electricidad estática, lo cual provoca más frizz.
Para cuidarlo, trata de cambiar el champú que usas normalmente por uno que lo limpie adecuadamente, pero sin resecarlo. Agrega a tu rutina un acondicionador y una mascarilla que lo hidraten y lo nutran profundamente.
Ten cuidado y no abuses de estos productos, porque podrías sobrecargar las raíces y el cuero cabelludo, y dejarlos grasosos.
