Los postres artesanales, impregnados de amor, recuerdos e historias, son la nueva tendencia en el mundo de la repostería, los cuales cada día ganan más seguidores por la dedicación con la que están elaborados y por usar materias primas de excelente calidad.
La palabra postre proviene del latín poster o posteri, que significa viene después. Estos pequeños bocados dulces son considerados el broche de oro de las comidas y casi nadie puede resistirse a comer al menos un poco.
Una dulce historia
Antiguamente, las comidas se terminaban con un poco de miel, así como con frutos secos o frescos. En la Edad Media surgieron preparaciones francesas que revolucionaron el mundo de la repostería, entre ellos: compotas, jaleas, fouées, gaufres y flanes.
En el siglo XVII los postres se convirtieron en platillos muy elaborados, que se adornaban con flores, pirámides de frutas, bizcochos, cremas, frutos secos, almendras dulces y toda clase de confitería. A finales de ese siglo no sólo aparecieron los helados, sino que la pastelería evolucionó rápidamente gracias a la diversidad de pastas que se usaban como base, como hojaldre, pasta choux y la genovesa.
En el siglo XX, junto a la evolución de la industria alimenticia, aparecieron los postres sencillos y de preparación instantánea, que se conseguían con mezclas de polvos y otras preparaciones aromatizadas sin necesidad de usar horno.
De un tiempo a la fecha, los postres artesanales han cautivado a los paladares, porque son piezas que no se hacen de manera industrial ni en grandes volúmenes, sino que se elaboran a pequeña escala, prácticamente sobre pedido, lo que les permite mantener altos estándares de calidad, cuidando cada detalle del proceso y utilizando sólo materias primas de excelente calidad.
Casi siempre, detrás de una marca de postres artesanales existe una bella historia. Te compartimos dos de ellas.
Dulce Alebrije: postres artesanales con amor
Andrea Domínguez y Berenice Trejo son amigas desde hace tiempo. Ambas comparten la pasión por la excelencia y por los postres.
“Desde que éramos pequeñas, nuestras mamás nos hacían gelatinas y todo tipo de postres. Aprendimos de ellas, pero nunca habíamos tenido la oportunidad de hacer sus recetas.
“Con la pandemia, tuvimos un poco más de tiempo en nuestras casas y decidimos que era el momento para compartir el sabor de nuestra infancia con los demás. Empezamos compartiendo algunos postres sólo con nuestros amigos, como un regalo, pero nos empezaron a pedir cada vez más, nos fueron recomendando y, poco a poco, casi sin darnos cuenta, surgió Dulce Alebrije”, relata Andrea Domínguez.
Sobre el nombre de su marca, las emprendedoras señalaron: “Nos gusta mucho la artesanía mexicana. El alebrije es una perfecta combinación de colores y tradición. Nos gusta pensar que somos esa unión de colores que se reflejan a través de postres únicos”.
Lo que hace diferentes a Dulce Alebrije de otras marcas de dulces artesanales es que usan insumos nacionales y, cuando se trata de frutas, nunca usan enlatadas, sino que prefieren las naturales.
“Además, cada postre es único e irrepetible: siempre es diferente en sus detalles finales y su decoración, pensado especialmente en cada persona».
Una de las sorpresas que ofrece Dulce Alebrije para esta temporada son las gelatinas y los pasteles con flores naturales comestibles. “Queríamos proponer algo diferente y esta estación nos ayudó mucho a inspirarnos. Si piensas en primavera, piensas en flores.
“Usamos principalmente los pensamientos, porque son flores dulces, pero podemos usar otras, según la temporada. Queremos seguir innovando y sorprendiendo a quienes han confiando en nosotras”, finalizó Andrea.
Kukki: galletas para recuerdos felices
Kukki, marca de postres artesanales 100% mexicana, nació con la idea de recrear recuerdos felices y ha llevado la tradición familiar a otro nivel. Su sabor se distingue por la utilización de diferentes ingredientes gourmet para crear, principalmente, galletas y alfajores.
“Decidimos crear Kukki como un homenaje al recetario familiar. Desde niño, en las grandes reuniones no podían faltar estos postres hechos a mano, con sabor a unión y felicidad; es decir, con todo lo que implica estar en el hogar y disfrutar de momentos dulces con tus seres queridos”, comentó Pablo Beitman, fundador de la marca.
Kukki rescata la tradición y el sabor de dos generaciones. Pablo, además de hornear galletas y alfajores, dedica sus conocimientos a crear otros postres, que son elaborados con ingredientes de alta calidad. Cada galleta y alfajor captura la esencia de sus ingredientes y ofrece una sorprendente explosión de sabores.
“Las Kukki van bien con todo y la creatividad para combinarlas son infinitas gracias a la variedad de sus ingredientes, que van de los más tradicionales como la nuez, especias, frutas y chocolate, a las exploraciones sensoriales con pay, té chai y moca”, asegura Pablo.
Para los fans de las galletas, Kukki ofrece la posibilidad de personalizar cajas para llevar a casa una variedad de productos únicos, elaborados por esta marca familiar con visión contemporánea para consentir a la CDMX con mucho sabor.