¿Qué es lo más sabroso de la cena de Navidad? Pues el recalentado, el que se come al día siguiente, en un ambiente muy relajado, íntimo y familiar.
El recalentado navideño nos la oportunidad de probar otra vez nuestros platillos preferidos, como pueden ser el bacalao, los romeritos, el pavo, la pierna o el lomo. En esta segunda oportunidad, algunos dicen, los alimentos tienen mejor sabor que la noche anterior.
Pero lo ahora te proponemos son tres maneras de reinventarlos, es decir, presentarlos de una forma completamente diferente, para que sorprendas a tu familia. Es como si hicieras otra celebración, pero sin invertir en nuevos platillos, porque usarás los de la cena. Y, lo mejor, es súper fácil y rápido.
Tacos dorados de pavo recalentado
Si cenaste pavo, seguramente te sobró un poco porque, generalmente, se comen primero la pechuga y las piernas, pero queda un poco de los muslos y las alas para el recalentado.
Lo que puedes hacer con esta carne, es desmenuzarla, para aprovechar todo el pavo y no desperdiciar nada.
Calienta unas tortillas, rellénalas y dóblalas. Fríelas en un poco de aceite y, si lo prefieres, completa con un poco de crema y queso rallado. En caso de que haya sobrado un poco de relleno, sírvelo como guarnición. Esta idea también te podría ser útil si cenaste pierna, lomo o jamón.
Tostadas de bacalao
Sí. El tradicional bacalao puedes reinventarlo en el recalentado al servirlo sobre unas crujientes tostadas. Te sorprenderás del resultado.
Puedes agregarle a la tostada una ligera base de mayonesa, sobre la cual vas a servir un poco de bacalao. No olvides ponerle limón, porque así potencializarás el sabor del pescado. Puedes sumarle un poco de cebolla morada en juliana.
Si lo prefieres, retira las papas y las aceitunas, pero no las tires. Úsalas como guarnición o como botana, agregándoles salsa picante, para transformar su sabor.
Puedes acompañar este platillo reinventado de tu recalentado navideño con una ensalada fresca de lechuga.
Dato curioso: De acuerdo a los historiadores, el bacalao a la vizcaína se preparó por primera vez en 1835, cuando Simón Gurtubay Zubero, un comerciante dedicado a la venta de bacalao, por error pidió mucho más producto a sus proveedores. Este hecho coincidió con la Primera Guerra Carlista, gracias a lo cual la gran cantidad de bacalao con la que contaba Gurtubay Zubero fue la base de alimentación de los vizcaínos.
El bacalao a la vizcaína llegó a la Nueva España en el siglo XVI, en la época en que se introdujo la religión católica a nuestro país, y con ella las costumbres de Cuaresma y Pascua de Natividad en las que se consumían los platos de vigilia, los cuales no contenían carnes rojas.
Enchiladas de romeritos
Generalmente, cuando cenamos romeritos lo primero que se acaban son las tortitas de camarón y quedan los romeritos en mole para comerse al día siguiente durante el recalentado. Para aprovecharlo todo, se pueden hacer unas originales enchiladas.
Calienta las tortillas y pásalas rápidamente por aceite hirviendo. Sumérgelas en los romeritos y sirve. Puedes rellenarlas con un poco más del platillo o con queso, según prefieras. Para que tenga más sabor, agrega una poco de cebolla en juliana. ¡Y listo!
Dato curioso: Se dice que durante el siglo XVIII muchos de los conventos en México tenían muchas carencias económicas. En Puebla, las monjas del convento de la Soledad se pusieron creativas y prepararon un guiso con lo que tenían a la mano, usando mole, nopales, papas y romeritos, los cuales ya eran consumidos por el pueblo, pero solo hervidos o crudos.
Esta preparación, como tenía de todo, la llamaron revoltijo. Con el tiempo, se incorporó a los platillos que se sirven en Noche Buena y Navidad.