La celebración de Día de Muertos en nuestro país es una tradición nacional, en la que las familias visitan los panteones para reunirse con sus seres queridos que regresan una vez al año a la tierra de los vivos.
De esta forma, la muerte toma un sentido festivo durante los primeros días de noviembre, el cual asombra al mundo, dado que mientras que otras culturas le temen, nosotros bromeamos con ella y hasta la comemos.
Como parte de los festejos, se encuentra la comida, ya que es el principal elemento a colocar en las ofrendas y altares, para agasajar a nuestros difuntos. Sin embargo, esta también es degustada por los vivos en esta fecha, por lo que a continuación, te presentamos cinco platillos del Día de Muertos que no te puedes quedar sin probar.
Pan de muerto
Sin duda alguna, uno de los alimentos más solicitados en esta celebración que conmemora a la vida y la muerte, es el pan de muerto, ya que no puede faltar en las ofrendas ni en las mesas de los hogares mexicanos.
Su origen es prehispánico, y cuenta con una decoración que representa un cráneo de esqueleto y cuatro huesos en forma de cruz.
Tal es su importancia que, de hecho, en la Ciudad de México se realizan comúnmente festivales y degustaciones para premiar al mejor pan de muerto.
Calaveritas de azúcar
Otro invitado indiscutible a la esa en los primeros días de noviembre son las tradicionales calaveritas de azúcar, que sirven tanto para decorar como para endulzar tu paladar.
Este dulce típico de noviembre está hecho en forma de cráneo y generalmente cuentan con betún en la parte superior.
Los diseños varían; gracias a que los artesanos utilizan el betún en colores vivos, además de agregarle en ocasiones chocolate blanco y tiras de colores, además de cuentas brillantes y lentejuelas.
Mole
Este platillo tradicional mexicano, es uno de los más representativos del país, y existen muchas variedades, aunque está hecho principalmente a base de chiles y especias, espesado con masa de maíz, tortilla o pan; y sin duda es un deleite para el paladar tanto de vivos como de muertos.
Los primeros registros que se tienen de él, fue ron hechos por Fray Bernardino de Sahagún en “La Historia General de las Cosas de la Nueva España”, texto en el que se señala que es una especie de salsa de chile llamada chilmulli o chilmole, la cual era utilizada como ofrenda para los dioses.
Conforme pasó el tiempo, el mole fue evolucionando junto con la cocina mexicana, adquiriendo diferentes ingredientes de acuerdo a la región en la que se preparaba, siendo los más populares el mole oaxaqueño y el poblano.
Tamales
Este alimento preparado generalmente a base de masa de maíz o de arroz, relleno de carnes, vegetales, chiles, frutas, salsas y otros ingredientes, es uno de los más socorridos por los mexicanos en las mañanas rumbo al trabajo o la escuela.
Se trata de un platillo muy icónico, festivo y social. Existe una gran cantidad de variedades, no obstante, los más tradicionales son los envueltos en hojas de maíz que pueden ser de verde, de dulce, de mole o de rajas.
Es un alimento que no puede faltar en los altares y los comedores el 2 de noviembre.
Pozole
Este plato tradicional mexicano es básicamente un caldo hecho a base de granos de maíz pozolero (o cacahuazintle), al que se agrega, de acuerdo al estado en el que se prepare, carne de pollo o de cerdo como ingrediente secundario.
Existen diversas variedades, siendo los más conocidos el verde, blanco o rojo, siempre combinable con los colores patrios. Por lo general se acompaña de lechuga, rábano, cebolla, orégano en polvo y limón.